Lo que debía ser una noche de fútbol internacional terminó en tragedia. El partido entre Independiente y Universidad de Chile, por la vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana, fue suspendido en el minuto 48 por el árbitro Gustavo Tejera, luego de que se desatara una batalla campal entre hinchas de ambos equipos en el estadio Libertadores de América – Ricardo Bochini.
Según el parte oficial difundido por autoridades sanitarias y el club chileno, al menos 19 simpatizantes de Universidad de Chile fueron hospitalizados con lesiones de diversa gravedad. Los enfrentamientos incluyeron agresiones cuerpo a cuerpo, uso de armas blancas, caídas desde altura y corridas desesperadas para escapar de la violencia.
La Conmebol oficializó la cancelación del partido por “falta de garantías de seguridad” y derivó el caso al Tribunal de Disciplina. Desde Universidad de Chile, el presidente Michael Clark visitó a los heridos y expresó que “el fútbol pasa a segundo plano”. En tanto, el presidente chileno Gabriel Boric ordenó asistencia consular y responsabilizó a las autoridades argentinas por la falta de control.
Hasta el momento, se registraron más de 90 detenidos, la mayoría de nacionalidad chilena, y se investiga el accionar de las barras bravas y el operativo de seguridad. El Ministerio de Salud bonaerense confirmó que dos pacientes permanecen en estado reservado y que se reforzó la atención en los hospitales involucrados.
