Gaza: uno de cada tres niños enfermos muere por falta de alimentos y medicinas

En el norte de Gaza, Misk al-Madhoun, una niña de seis años con atrofia cerebral, pesa apenas cinco kilos, lo mismo que un bebé de dos meses. Su cuerpo se consume lentamente mientras la guerra y el bloqueo impiden el ingreso de alimentos, medicinas y ayuda humanitaria básica.

Desde el inicio del conflicto entre Israel y Hamás en octubre de 2023, la Franja de Gaza vive una crisis humanitaria extrema. El cierre casi total de los cruces fronterizos y el bombardeo de infraestructura han paralizado los servicios públicos, especialmente el sistema de salud. Más de 2,3 millones de personas están desplazadas, y los niños con enfermedades crónicas o discapacidades son los más afectados.

La historia de Misk no es aislada. Tamer Shohaiber, de 15 años, también con atrofia cerebral, murió esta semana en el Hospital al-Aqsa por complicaciones derivadas de la desnutrición severa. “Ni siquiera conseguimos pan”, lamentó su madre, quien denunció el aumento de muertes infantiles evitables.

En las últimas 24 horas, se registraron cuatro muertes, incluidos dos niños. Las familias, como la de Misk, ya no buscan tratamiento médico: luchan por conseguir un biberón de leche o un paño limpio para aliviar el sufrimiento.

La Organización Mundial de la Salud advirtió que Gaza enfrenta un grave riesgo de hambruna. Más de uno de cada tres habitantes pasa días sin comer, y los indicadores de nutrición alcanzaron niveles críticos. Según el Ministerio de Salud gazatí, al menos 193 personas —incluidos 96 niños— murieron por desnutrición desde el inicio de la guerra.

Mientras tanto, países como Reino Unido, Italia y España han comenzado a evacuar a niños gravemente enfermos para brindarles atención médica urgente. Sin embargo, la mayoría sigue atrapada en condiciones extremas, sin acceso a lo más básico.